Tuesday, February 19, 2013

Tradiciones navideñas en Eslovaquia

Vörösmarty tér, Budapest.
Es que la foto de Eslovaquia me quedó fea de narices. Pero era
un árbol parecido en un mercadillo similar.

Llego un poco tarde a escribir esta entrada y más aún a publicarla, pero no quiero dejar de comentar algunas costumbres navideñas de por aquí. Para empezar, los mercados. En varios países de Europa Central son muy típicos los mercados navideños. Al menos Viena, Bratislava y Budapest tienen el suyo, o los suyos, porque si la ciudad es grande suele haber varios. Tengo que preguntarle a Desiree+ si en Cracovia también se hace, pero imagino que sí. Estos mercadillos empiezan a mediados-finales de noviembre y en ellos se venden sobre todo cosas artesanales en plan adornos, flautas, tazas, etcétera; y también comida y bebida, generalmente caseras. No, gaseosas no. Me refiero a comida y bebida hechas en casa, o allí mismo. Les gustan mucho el vino caliente con especias y las galletas de jengibre, dos cosas que nunca había probado y que no me gustaron en demasía. Y el mak, una (iba a decir "guarrada" pero hay que ser respetuosos) cosa que parece ceniza húmeda y sabe a tierra. En realidad son pepitas de amapola, y se las pueden echar por encima a diferentes dulces, cosa que hacen todo el año, o hacer un pastel relleno de esa pasta arenisca, que es lo típicamente navideño. Lo consideran un manjar. Yo casi lo escupo. Me sentí un poco como se deben de sentir los extranjeros que prueban la oreja de cerdo… O quizá no sea lo mismo, porque no me dio asco el hecho de que fueran semillas (yo como pipas y tan feliz), sino su sabor. Pero si te gusta la tierra, te gustará el mak.

Jo. Ahora me queda pena de no haber sacado más fotos en Bratislava. :(

Pero sigamos. Más habitual incluso que el mak es la kapustnica o sopa de repollo. Fui a tres o cuatro fiestas de Navidad y en todas repartían kapustnica y pan, ya fuera un acto del departamento de eslovaco o una fiesta de colegas de un club ciclista. Además de repollo suele tener chorizo (lo llaman klobasa, es algo muy similar) y algún otro cacho de carne. Está bastante buena, la verdad. Es roja o marronácea.

Como era de esperar, no tienen Reyes, pero sí tienen regalos. El seis de diciembre (sí, de diciembre. El día de la Prostitución, como lo llamaba jocosamente mi abuelo) los visita San Nicolás. Para recibir los regalos, los niños tienen que dejar los zapatos, o quizá los calcetines, no me acuerdo, a la vista; y dichos regalos son casi siempre dulces diversos, salvo para los niños malos, a quienes deja carbón. Aquí, por cierto, no conocen el carbón dulce. Luego, el día de Navidad reciben juguetes y otros regalos más grandes de parte del niño Jesús. Me contó mi coordinador que durante el comunismo, como no se podía hablar oficialmente de cosas religiosas, las autoridades se inventaron que los regalos los traía el Abuelito Hielo; el cual es, en realidad, una figura recuperada de la religión precristiana. Ahora mismo no está muy claro si es el Abuelito Hielo, el niño Jesús o Papá Noel quien los trae. Creo que depende un poco de la familia, también.

Para terminar, lo que muestra la siguiente foto son bombones envueltos en papel celofán. Sirven de adorno, tanto para poner en una bandeja mona como para colgar del árbol, y cuando te cansas de mirar para él te lo puedes comer. Si no me equivoco, son el tipo de dulce que trae San Nicolás. A mí me los trajo en casa de Vica, junto con dos tarros de mermelada y otro de albaricoques en almíbar, todo ello casero.

Friday, February 15, 2013

Los tanques del 68 en Bratislava


En marzo de 1968, el gobierno comunista checoslovaco, presidido por un tío llamado Dubček, empezó a llevar a cabo una serie de reformas englobadas bajo el nombre de «socialismo con rostro humano», que incluían libertad de prensa, libertad de expresión, posibilidad de formar otros partidos y libertad de circulación; esto último significa que se podía salir del país sin demasiados problemas, lo que provocó que un montón de ciudadanos de otros países del Pacto de Varsovia se fueran de vacaciones a Checoslovaquia, de ahí a la mitad occidental de Europa y no regresaran jamás. Además, como es lógico, las otras libertades conllevaron críticas abiertas hacia el sistema y hacia la titiritera llamada URSS. La buena vida no duró ni cinco meses: el 20 de agosto se llenó el país de tanques soviéticos, húngaros, polacos, búlgaros y alemanes. Por cierto, que según la Wikipedia, para desorientar a las tropas invasoras, la población de a pie rompió todas las señales de tráfico salvo las que indicaban hacia Moscú. A este periodo, como sabéis, se le llama Primavera de Praga, supongo que con el doble sentido de que duró una primavera y un verano y de que supuso un periodo optimista para la nación.

Os cuento todo este rollo para darle un contexto a la foto de arriba. Es una de las más famosas de las tomadas en ese acontecimiento por lo simbólico del tío descubriéndose el pecho delante del tanque, y se suele localizar en Praga, pero lo cierto es que esa foto se hizo en Bratislava, junto a la plaza llamada Šafárikovo námestie. El prota de la foto es un fontanero llamado Emil Gallo. Su autor, Ladislav Bielik, la envió, junto con muchas otras, a la revista Smena; enseguida llegó a Occidente y se hizo famosa. Por lo que leo en internet no me queda muy claro si la autoría de esta foto en concreto seguía siendo conocida o no, pero el caso es que a partir de ese momento se le impidió trabajar como reportero fotográfico y tuvo que hacerse independiente, freelance o como se diga. Murió en 1984, y tras la caída del comunismo, su familia encontró los negativos en un desván, bien escondiditos y lejos de la vista de las varias inspecciones que fueron en su busca.

¿Veis el edificio ese de la izquierda? Ahí tengo yo la mitad de mis clases. ¿Veis el del centro? En su parte posterior tengo la otra mitad. Y esta es la pinta que tiene hoy ese cruce:


El punto de vista de Bielik en Google Maps

Tuesday, February 12, 2013

Allá va medio erasmus

En el sistema educativo español, o al menos el gallego, las dos mitades de las que consta un curso se llaman cuatrimestres y duran cuatro meses. Primero viene el primero, y después el segundo. En el sistema educativo eslovaco, las mitades se llaman semestres y duran tres meses: el llamado semestre de invierno se desarrolla en otoño, y el llamado semestre de verano se lleva a cabo entre invierno y primavera. Son sus costumbres y hay que respetarlas.

Sin hacer cálculos demasiado exactos, teniendo en cuenta que llegué a Eslovaquia a mediados de agosto y que en teoría el semestre
Popradské Pleso. Subimos
esa ladera.
de verano se acaba a finales de junio, más o menos a finales de enero se cumplió la mitad de mi periodo como estudiante de intercambio. En parte, lo que puedo decir es lo típico: que me lo pasé muy bien, que hice amigos, etcétera etcétera. Viajé bastante, aunque no tanto como habría podido ser, en parte porque a principios de noviembre ya empezó a hacer suficiente frío como para que no apetezca demasiado andar de paseo, y sobre todo porque empezó a hacerse de noche enseguida; en diciembre, a las cinco de la tarde ya es totalmente de noche. (“Bueno, hombre, aquí también”, fue la incomprensible respuesta de mi madre desde la costa atlántica gallega.)

¿Qué viajes hice? En agosto, durante el curso de eslovaco en Košice, vi un porrón de sitios del este del país porque nos llevaban
El castillo de Spiš
de exursión las profesoras. El castillo de Spiš, Stará Ľubovňa, el río Dunajec junto a los montes Pieniny en la frontera con Polonia, una cueva de aragonita bastante peculiar llamada Ochtinská, la mansión de Betliar, los Altos Tatras… A Budapest fui catorcecientas veces. Visité Cracovia en octubre. Y el último viaje turístico que hice, siempre excluyendo Budapest, fue a Viena, que está a una hora en tren, los días 10 y 11 de noviembre, con Martin, un alemán de Múnich que conocí aquí. Ah, y el tercer fin de semana de enero fui a pasarlo a Košice con los compañeros del cursillo, la mayoría de los cuales se quedaron en dicha ciudad. Es muy probable que a la mayoría de esos no los vuelva a ver en mi vida.

El ayuntamiento de Viena
En lo que a personas se refiere, conocí a una mozuela que me hizo tremendamente feliz, y a pesar de los habituales altibajos
El dragón de Cracovia
echa fuego
sigue consiguiéndolo. Aunque suena un poco raro decir que la conocí aquí, porque en realidad ya hacía años que la conocía… Una historia rather convoluta. Los habituales ya conocéis a Vica, porque ya salió más veces en el blog que la mochila. También conocí a un buen puñado de erasmus, de los cuales demasiados son españoles (puto Julián, ¡cámbiate la nacionalidad!). Lo curioso es que eslovacos conocí muy pocos. Las razones son, por un lado, que mis vecinos más cercanos en la residencia son erasmus; y por otro, que al coger las asignaturas un poco a mi bola tengo cada clase con un grupo distinto, con lo que al final veo muchas caras pero no hago pandilla en ningún lado. Estoy intentando corregir eso.

En lo académico, nada especial, salvo la clase de creative writing. De mis asignaturas ya os hablé en su momento, así que no lo voy a repetir ahora. Sólo añadiré que las notas en general fueron buenas. Aprobé Alemán, con mala nota por haber sacado ceripondios en la
En el castillo de Čachtice
murió la condesa de Báthory
mayoría de exámenes salvo en el último, porque por fin conseguí un libro e hice como loco todos los ejercicios de las primeras lecciones. En Eslovaco tuve un notable. En Lexicología Española tuve un bien, y en las de inglés y francés, notables y sobresalientes, salvo en la del Creative Writing, que aún no lo sé. Y ahora que lo pienso, a estas alturas debería saberlo… Oh, ¿os acordáis de la asignatura de phrasal verbs? Hubo dos exámenes, en cada uno de los cuales entraban treinta unidades, es decir, unos 400 ó 450 verbos. El primero no me dio tiempo a acabarlo; el tío recogió nuestras hojas y dijo: “bueno, para quince minutos que quedan de clase no vamos a hacer nada, podéis iros”. Encima recochineo, vamos. Aun habiéndolo entregado incompleto, saqué un 5,5, pero para el aprobado hacía falta un 6. En el segundo saqué un 9,3, como un campeón, y en la recuperación del primero saqué un ocho y pico. La nota final quedó guay.

¿Qué pasará el próximo semestre?

Por lo pronto, aprendí de mi error y estoy cogiendo asignaturas de tal modo que los viernes me queden libres, concentrando todas las posibles en martes y miércoles, pero todavía no tengo el horario definitivo. Igual me cojo asignaturas de la facultad de Educación Física, así me ahorro el gimnasio y de paso me dan créditos, pero de momento todo está a medias. Lo que me jode es que la mejor asignatura, Creative Writing, es los viernes, así que se quedará fuera.

La iglesia azul de Bratislava

La mayoría de erasmus con los que salía se volvieron ya para casa, con lo que ahora estoy esperando por la nueva hornada, a ver qué tal es. Respecto a los antiguos, aunque ya se sabe lo que pasa en estos casos, al menos con alguno que otro espero mantener
¿Veis como subimos, veis?
el contacto. Sigo viendo a Vica regularmente y espero relacionarme más con eslovacos, como comenté arriba.

Ya empezaron las visitas. Ayer vino Dana con Silvano y otras dos personas que yo no conocía. En realidad están en Budapest, pero vinieron aquí a pasar el día, y creo que quedaron contentos, sobre todo Silvano quedó enamorado del Shtoor de la calle Obchodná, una cafetería buenísima que está dentro de una librería. Hicimos un free walking tour de esos, cenamos halušky, pirohy y kapustnica en el Slovak Pub, y para terminar subimos al castillo. Pas mal. Ahora, el jueves viene Enzo para quedarse una semana, y en marzo viene Pedro, también una semana. No creo que venga nadie más después de él, pero nunca se sabe. ¿Quién se anima? :D

¡Viajes! Sigue haciendo frío, pero ahora la tendencia por fin se invirtió, y aunque aún queda medio invierno por delante, lo que es impepinable es que los días se van haciendo más largos. Para empezar, el viernes 1 de febrero me fui de gira durante cinco días por Praga y Viena con Desiree y Óscar, que están viviendo en Cracovia, y el viernes 1 de marzo tengo concierto de mis Moonsorrow (y Primordial y Helheim y Taake, por si a alguien le interesa) en Pratteln, Suiza, al ladito de Basilea, ciudad que también pretendo visitar. Empiezan a surgir cositas poco a poco... ¿Qué Serbia, qué Bosnia, qué Semana Santa? No sé de qué rayos me hablas.